miércoles, 12 de octubre de 2011

El movimiento estudiantil y los cambios

por  Giorgio Jackson


Más allá de los resultados que obtenga el movimiento estudiantil, los cambios ya están aquí y vinieron para quedarse. En pocos meses ha hecho un rápido aprendizaje, se sabe dónde poner la fuerza porque ha identificado la médula de las contradicciones que aprisionan a un gobierno de derecha, que pone su ideología por delante.
Desde hace más de cinco meses, todas las reivindicaciones sectoriales del movimiento estudiantil se han ido articulando a través de un eje central: la desigualdad que impera en Chile. La desigualdad entendida como una perpetuación de ésta, ha sido el foco que nos permitió hacer emerger el descontento que ha estado latente en amplios sectores de la sociedad y que no se expresaba en forma abierta, debido a un autocomplaciente discurso de las autoridades de gobierno.
Una vez instaladas las demandas sectoriales ancladas en la idea de que éstas son justas porque hay una perpetuación de las desigualdades, el proceso comenzó a profundizarse y fuimos de a poco entrando –junto a la ciudadanía- en los problemas de fondo. Al inicio, no era llegar y plantear el debate constitucional porque no iba a ser comprendido; ello requería un proceso de aprendizaje –de la sociedad en general y de nosotros en particular- que es, tal vez, nuestro mayor éxito.
Desde nuestra demanda y discurso inicial de acceso a la educación, financiamiento y de democratización, hemos llegado a la formulación -a través de este proceso- de una clara demanda ciudadana por los cambios constitucionales. En este caminar han salido a la luz las contradicciones del sistema político chileno, sus limitaciones e incapacidades, así como el potencial que tiene este movimiento y los jóvenes para cambiar todo esto. Ha sido un proceso intenso y no exento de problemas, pero tremendamente esclarecedor.
Esta demanda cayó en terreno fértil. Cuando emergió la “Revolución pingüina” había un gobierno de la Concertación que, aunque administraba el mismo modelo, tenía una sintonía y un lenguaje que le permitió neutralizar y administrar ese movimiento y el descontento. Ahora hemos llegado al meollo de las contradicciones porque hay un gobierno que no tiene ni sintonía ni frecuencia para dialogar con esa ciudadanía; es más, es un gobierno que se muestra orgulloso de lo que piensa y es duro en esa postura ideológica, lo cual es lógico ya que son los creadores intelectuales del actual modelo.
Las culpas
Durante la Concertación era fácil que los gobernantes y autoridades culparan al sistema político, a la obstrucción opositora de derecha que no daba los votos para las reformas y usaba ese argumento para descomprimir la presión social, al tiempo que ocultaba su falta de convicción y coraje para impulsar cambios fuera del marco de “la política de los consensos”. Hoy, el gobierno no tiene a quién culpar, porque además concentra todo el poder. Eso permite que la presión social se concentre en un mismo punto: en la desigualdad del sistema. Eso hace que el movimiento sea más ambicioso, menos sectorial y más político, desde el punto de vista de que las demandas se hacen transversales.
Las reformas que levanta el movimiento estudiantil suponen, necesariamente, más y mejor democracia. Ya lo vimos el 4 de agosto pasado, cuando estábamos planteando una reforma tributaria para obtener los recursos que financien las demandas que postulamos o cuando, entre otras cosas, explorábamos la idea de un plebiscito para que participe la ciudadanía en las decisiones; la respuesta del gobierno fue la represión. Ese día llegamos a la médula de la contradicción del sistema. Esto nos lleva a hacernos cargo de las transformaciones más profundas que necesita Chile. Los jóvenes tenemos que proyectar este movimiento en el mediano y largo plazo y, por tanto, hacernos partícipes de esta construcción de sociedad, lo que nos llevará necesariamente a participar en los distintos procesos políticos que se avecinan. Esto requiere más democracia y participación.
Esta demanda por más y mejor democracia ha ido creciendo y es compartida ampliamente, tanto en el movimiento estudiantil como en otros movimientos sociales y la ciudadanía. El alto apoyo a las demandas y a la movilización de los estudiantes por la educación pública incluye, muy probablemente, el reclamo por el cambio del sistema electoral y el fin del binominalismo (1). Eso abre un amplio espacio de convergencia democrática. Esta institucionalidad no da el ancho, es una camisa de fuerza, y la ciudadanía cree que la clase política ya no responde a los intereses de la gente, por eso nuestra demanda está calzando con la ciudadanía y hace patente la necesidad de quitarse dicha camisa.
Tenemos la voluntad política de allegar la fuerza necesaria para estos cambios y para que este movimiento no pase a la historia como uno más. Nuestro sentido estratégico ha puesto en evidencia el desmoronamiento de las actuales alianzas políticas, la del gobierno y la oposición política. Eso abre el espacio para que entre nuestro proyecto, quizás no para ocupar el mismo espacio, pero sí para reordenarlo.
La rapidez de los tiempos
Si en los 60 la reforma universitaria demoró años, hoy los tiempos son más veloces y hacen que los cambios profundos sean más rápidos, de hecho ya están sucediendo. Se está rompiendo la frontera de lo posible, se está desplazando. Y los sentidos comunes están cambiando. El individualismo -“yo trabajo para darle educación a mis hijos y pago por ello”, como decía mucha gente- ha dado paso a nociones más colectivas, donde se constituye una mayoría social que busca que haya educación de calidad para todos, donde el Estado y “lo público” -que en estos tiempos es de nadie- vuelve a ser de todos. Este es el principal giro y eso desembocará, necesariamente, en mayor participación política. Esto comenzará a verse reflejado en las demandas que hará la ciudadanía a las autoridades, incluso locales, y a los candidatos al momento que hagan sus “ofertas”, eso es lo que viene. Porque este punto de inflexión que hemos vivido ha dejado a la democracia más viva que nunca. La gente está participando.
En el propio movimiento estudiantil y en sus instancias de decisión hemos crecido en madurez, y pese a las diferencias y discrepancias que a veces se hacen notorias, hay diversidad en un proyecto común, donde prima el colectivo por sobre las posturas individuales o de grupo. Esa es una garantía para lo que hemos dicho, hecho y esperemos que para lo que viene. No se ve cómo esto puede ser detenido, aunque tome tiempo los cambios ya han comenzado. El atrincheramiento del gobierno, en defensa de sus principios ideológicos, sólo genera más descontento y malestar en la ciudadanía, lo que no dejará de manifestarse en los conflictos que vengan, en las coyunturas políticas que se abran, e incluso en los procesos electorales.
Esta movilización, con la derecha al frente, que es como la lucha de David contra Goliat, ha generado unidad en la diversidad, ha impuesto el sentido colectivo del movimiento y su independencia, y eso ya es casi imposible de ser frenado.
1. Ver encuesta CERC de septiembre de 2011 en www.cerc.cl
*Giorgio Jackson es Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, FEUC (www.feuc.cl)
Publicado en la edición chilena de Le Monde diplomatique, octubre de 2011

lunes, 10 de octubre de 2011

Visita: http://feministasfeas.blogspot.com/2011/10/la-enmienda-hyde-cumple-35-anos.html


La Enmienda Hyde cumple 35 años: Lecciones para Activistas

Por Marlene G. Fried, WGNRR's Board Member
Traducido por Beatriz Sotomayor
Marlene G. Fried mira las lecciones que podemos tomar de esta enmienda, que abrio la puerta a una avalancha de otras restricciones al aborto en EEUU y fue exitosa dividiendo al movimiento de mujeres por raza y clase social.
Originalmente publicado el 28 Septiembre, 2011
Tomado de
La Enmienda Hyde cumplirá 35 años este mes. Esta disposición, que prohíbe la cobertura federal Medicaid del procedimiento de aborto en casi todas las circunstancias, fue el comienzo del movimiento anti-aborto post-Roe, y un esfuerzo máximo para prohibir el aborto. Fue un proyecto de ley que funciono como puerta de entrada, empezando la inundación de restricciones que hoy constriñen la capacidad de las mujeres a practicarse un aborto, obligando a las mujeres a "elegir" entre pagar por otras necesidades básicas o tener un aborto, o, en muchos casos, haciendo el aborto imposible. Se convirtió en el precedente para todas las otras denegaciones de fondos para el aborto, y refuerza nuestro discriminatorio sistema de dos niveles de atención de salud en que las personas sin recursos económicos no pueden obtener la atención que necesitan.
La persistencia de la Enmienda Hyde también creó una serie de obstáculos desastrosos para la cobertura de salud reproductiva incluida en otras leyes. Por ejemplo, el Congreso prohibió la cobertura del aborto en "La Ley de Asistencia Asequible" el 2010. Agravando esta pérdida de una legislación específica fue la profunda pérdida ideológica que significo la normalización de la exclusión del aborto del seguro de salud. Durante la batalla sobre la reforma de salud, el presidente Obama aseguró a los que temían que podría haber una carrera final alrededor de Hyde diciendo: "Estoy a favor del aborto, pero creo que también tenemos la tradición en esta ciudad, históricamente, de no financiar abortos como parte del cuidado de la salud financiados por el gobierno. "
Al conmemorar este aniversario con nuestro activismo continuado, señalare varias lecciones políticas para informar a nuestro trabajo de incidencia en el futuro.
Comprender la lucha en que nos encontramosLa agenda es anti-mujer, especialmente en contra de las mujeres pobres
Paradójicamente, el debate sobre el aborto no es principalmente sobre el aborto en sí. Más bien, como el Dr. George Tiller tan elocuentemente nos dice, "Esta batalla es por la autodeterminación de las mujeres sobre la dirección y el curso de sus vidas. El aborto es sobre las esperanzas de las mujeres y los sueños. El aborto es una cuestión de supervivencia. "
Con el tiempo el movimiento anti-aborto se ha vuelto más sofisticado en su enfoque, argumentando en los últimos años que se opone al aborto por el daño que hace a la salud de las mujeres. Afirmaciones falsas como que el aborto está vinculado al cáncer de mama o que hace que las mujeres padezcan de síndrome post-aborto están destinadas a mostrar que el movimiento anti-aborto se preocupa tanto por las mujeres como lo hace sobre los fetos. Sin embargo, el tema del desprecio y la desconfianza hacia las mujeres, tan claros durante el debate original de la Enmienda Hyde, se repiten. Un reciente intento de los republicanos para limitar la financiación del gobierno del aborto para los casos de violación "forzada" se hace eco del debate anterior donde los opositores afirmaron que "cualquier mujer que quiera un aborto bajo Medicaid puede entrar y decir:" he sido violada, a fin de obtener que Medicaid pague por el aborto.
Lucha por lo que realmente quieres
Cuando la Enmienda Hyde fue aprobada, sólo tres años después de Roe v. Wade, sus patrocinadores nunca pensaron que tendrían éxito. La propuesta original de la Enmienda Hyde fue descaradamente extrema, no contemplaba excepción alguna, ni siquiera para salvar la vida de una mujer. Sus patrocinadores fueron totalmente transparentes en sus objetivos. En 1976, el Rep. Henry Hyde (R-IL) dijo:
"A mi me gustaría prevenir, si fuera legalmente posible, que cualquier persona tuviera un aborto, una mujer rica, una mujer de clase media, o una mujer pobre. Desafortunadamente, el vehículo disponible es el proyecto de ley [Medicaid]."
En 1977, el congresista Hyde y otros miembros de la Cámara extendieron por seis meses la deliberación, orquestando 25 votaciones nominales y retrasando la aprobación de un proyecto de $ 60 millones para consignaciones, para finalmente aceptar algunas excepciones para conseguir que la enmienda fuera aprobada. Pero siguieron presionando para lo que realmente querían, hasta que eliminaron con éxito todas las excepciones, menos la excepciónpor "peligro de vida" en 1981. Hasta 1993, el Congreso negó los fondos de Medicaid para las mujeres que habían sido violadas, entonces solo las mujeres cuyas vidas estaban en peligro por el embarazo tenían alguna esperanza de recibir ayuda financiera para un aborto a través de Medicaid.
Esta tenacidad se convirtió en una firma característica del movimiento anti-aborto: la prohibición del llamado "aborto de nacimiento parcial', los muchos desafíos a nivel estatal a Roe en sí mismo, y las enmiendas de huevo-como-persona son sólo algunos ejemplos de este enfoque . El movimiento anti-aborto nunca toma un no por respuesta. Traza líneas en la arena y se niega a comprometerse, con éxito limitado el acceso al aborto, movilizando a sus bases y haciendo incursiones significativas en las actitudes de la corriente principal sobre el aborto.
No permita a la oposición explotar las divisiones
Al atacar el acceso al aborto, en lugar de la legalidad, la Enmienda Hyde dividió el movimiento del derecho al aborto a lo largo de líneas raciales y de clase. Que dio lugar a la posibilidad de ser "pro-elección" sin apoyar un acceso real, con lo que quedaron fuera las necesidades de las mujeres de bajos ingresos y las mujeres de color. Cuando se le preguntó por qué las mujeres de color no eran más visibles en el movimiento pro-elección, la activista de larga trayectoria y ex directora de una clínica Brenda Joyner reformuló la pregunta que debemos hacernos:
"¿Dónde estába el movimiento primariamente de clase media y blanco en nuestras luchas por la libertad? Donde había un movimiento blanco de clase media, cuando la Enmienda Hyde se llevó los fondos de Medicaid que pagarían por los abortos de las mujeres pobres?"
Estas divisiones no han dejado de surgir. A veces, como con la Enmienda Hyde las mujeres de diferentes clases sociales se han enfrentado entre sí. Y a veces, como en la discusión sobre si en el apoyo a un proyecto de reforma de salud sin cobertura de aborto, las mujeres están en la posición de tener sus necesidades básicas enfrentadas entre sí – Intercambiando el cuidado de salud reproductiva por otras coberturas de salud. Aquí, también, el presidente Obama ha contribuido activamente a este conflicto, diciendo: "Mi principal objetivo es asegurarme de que la gente tiene opciones de atención de alta calidad al menor precio posible" - como si el aborto no fuera parte de "una atención de calidad" para las mujeres.
Al mirar hacia el futuro, es mi esperanza que vamos a resistir la fragmentación que ha debilitado todas nuestras luchas por la justicia social. El trabajo de los Fondos de aborto nos recuerda a diario que, como Audre Lorde nos dijo: "No hay tal cosa como una lucha aislada, porque no vivimos vidas aisladas." Revocar la Enmienda Hyde es sólo una parte de nuestro objetivo de lograr justicia reproductiva para todas las mujeres. Es importante que busquemos una visión audaz, sobre todo en tiempos difíciles. Necesitamos esta visión de movilizar a nuestro movimiento, ya que, como hemos visto, el arco de la historia no se dobla hacia la justicia por sí mismo - toma todas nuestras manos.
Marlene Gerber Friedes Asesora Senior del Presidente y Director de la Facultad de las Libertades Civiles y el Programa de Políticas Públicas en la Universidad de Hampshire. Una activista de toda la vida por la justicia reproductiva, ella es la presidenta fundadora de la Red Nacional de Fondos para el Aborto y miembro del Consejo del Fondo de Derecho al Aborto del Oeste de Massachusetts y la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos. Marlene es una destacada académica cuyas publicaciones incluyen los libros Undivided Rights: Women of Color Organize for Reproductive Justice (co-escrito con Jael Silliman, Loretta Ross y Elena Gutiérrez) y Abortion to Reproductive Freedom: Transforming a Movement, y un sinfín de artículos para antologías y revistas.